Paramahansa Yogananda

meditaciones

(1893 – 1952)

«Oh Padre Celestial, Madre, Amigo, amado Dios, que Tu reino interior de sabiduría se manifieste exteriormente. No nos dejes, Padre, en el abismo de la tentación, en que caímos por el mal uso de la razón que Tú nos diste. Si, cuando seamos libres y más fuertes, es Tu deseo probarnos, ver si Te amamos a Ti más que a la tentación, entonces, Padre, haste más tentador que la tentación misma. Danos el pan cotidiano: alimento, salud y prosperidad para el cuerpo, eficacia para la mente, y sobre todo, Tu sabiduría y Tu amor para nuestras almas. Enséñanos a librarnos, con Tu auxilio, de las redes de la ignorancia que tejimos con nuestro propio descuido.»
«Si has renunciado a la esperanza de ser alguna vez feliz, cobra ánimo. No desesperes jamás. Tu alma, reflejo del siempre gozoso Espíritu, es por esencia la felicidad misma.
Mientras tengas cerrados los ojos de la concentración, no podrás ver el sol de la felicidad que brilla en tu interior; mas por apretadamente que cierres los ojos de tu atención, es siempre un hecho que los rayos de la felicidad están incesantemente tratando de traspasar las cerradas puertas de tu mente. Abre las puertas al sosiego, y te deslumbrará un súbito resplandor del sol de alegría que irradia desde el fondo de ti mismo.»
«Puedes percibir los rayos gozosos del alma, si diriges al interior tu atención. Esto se realizará si permites que el arquitecto que es tu mente, se goce en el hermoso panorama de pensamientos divinos en el reino invisible e intangible de tu yo interno. No busques la felicidad únicamente en las satisfacciones que proporcionan los trajes hermosos, las buenas casas, las comidas suculentas, los mullidos almohadones. Esto sería encerrar tu felicidad tras las rejas de lo externo y lo frívolo. Antes bien, en el aeroplano de tu imaginación, remóntate sobre las vastas regiones de la fantasía, contempla el reino sin fin de los pensamientos, y mira allí la cordillera interminable de aspiraciones espirituales para tu mejoramiento y el de los demás.»

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